Conversando alguna vez con una amiga, en esas conversaciones interminables de mujeres en donde hacemos un recuento completo de nuestra vida, llegue a la conclusión de que si la vida fuera de un color tendría que ser gris. Y lo digo porque en la vida no todo es blanco o negro, la vida es un matiz cuya perfecta representacion seria el gris. La vida no es como en las novelas donde la gente o esta en el bando de los buenos o están en el bando de los malos. Los bueno son casi inmaculados, todos sus actos son transparentes y perfectos; mientras los malos destilan maldad en cada pensamiento que fabrican sus mentes.
En la vida real la gente es buena y también es mala. La señora que te tiro el auto para no darte paso en su linea es la misma que va todos los días a buscar a sus nietos al colegio. Aquel que fue magnifico estudiante, fue cuadro de honor y jamas le dio dolor de cabeza a sus padres, es el mismo que esta tratando de enamorar a la novia de su mejor amigo. En fin, no se puede encasillar a las personas como buenas o malas tan rápidamente, las personas son personas y punto.
El tema no se limita al actuar de las personas si no también en las circunstancias. Mi amiga Marta por fin encontró el novio que cumplía con TODOS los requisitos de su listado del "hombre ideal" pero el trabajo lo mando por un año a Sudamerica. Que chiste. Por fin conseguiste un trabajo que te paga un salario envidiable pero casi no te permite ver a tu familia.
Que la vida sea gris no tiene nada de malo. No se han puesto a ver esas fotografías en blanco y negro donde pintan de un color en especifico algo que se quiera resaltar? A veces es un ramo de flores rojas, otras veces ese vestido espectacular fucsia o los ojos verdes que te miran al fondo de la foto. Esos pequeños detalles nos llaman la atención inmediatamente y seguramente sera lo que mas recordaremos en el futuro. Si sientes que hay matices negros en tu lienzo blanco entonces pinta los detalles. No se puede evitar que las cosas sean buenas y sean malas, hay que aceptarlas como son y disfrutarlas en su justa dimensión, recordando siempre esos detalles que le ponen color a la vida.